Historia de la industria petroquímica en México

Introducción

La industria petroquímica mexicana, tiene su origen desde el momento en que el petróleo es expropiado en 1938, y nace en 1959 con la primera planta de dodecilbenceno, pero es hasta después de la Segunda Guerra Mundial en la década de los sesenta cuando comienza una expansión y desarrollo importante hasta 1982, acorde con las necesidades del país y el especial contexto internacional.

En la historia de la industria petroquímica, expertos coinciden en destacar (con cierta precisión) la evolución de la industria en tres periodos:

PRIMER PERIODO. Que va de los años inmediatos a la terminación del conflicto en el mundo hasta principios de los años setenta, en donde la decisión de impulsar el mercado interno, particularmente el agropecuario, con base en un esquema económico de sustitución de importaciones y la propia dinámica del sector petrolero, condicionaron el establecimiento de plantas petroquímicas asociadas a la extracción y procesamiento de hidrocarburos para la producción de fertilizantes y otras materias primas de uso industrial.
En esta primera etapa, la industria petroquímica, por razones estratégicas de política nacional, hubo de satisfacer por sí misma los requerimientos crecientes de materias primas tanto para sustentar el importante crecimiento del campo mexicano como la incipiente creación de un sector industrial nacional.

SEGUNDO PERIODO. De principios de los años cincuenta hasta la crisis de la deuda de 1982, y se caracterizó por el establecimiento de instalaciones petroquímicas de gran escala y la producción masiva de una amplia variedad de productos requeridos para la acelerada transformación manufacturera y del consumo del país.
Como eje de la política nacional de desarrollo se utilizó la estrategia de continuar con el modelo de sustitución de importaciones basado en el mercado interno; ampliar la producción de gas y otros hidrocarburos asociados al petróleo y fincar las bases para el desarrollo de las manufacturas basado en productos petroquímicos nacionales.
La década de los setenta, caracterizada por la gran inestabilidad en los precios del petróleo, trajo consigo, particularmente entre 1976 y 1982, un aumento considerable en la oferta nacional de productos petroquímicos a precios reducidos, subsidios a la inversión y producción privada que enlazaban sus procesos de fabricación a la industria petroquímica y, un crecimiento general acelerado a escala internacional de la petroquímica mexicana. Es en este periodo cuando se diseñaron y construyeron dos de los más grandes complejos petroquímicos: Cangrejera y Morelos.

TERCER PERIODO. Abarca desde la crisis económica y financiera nacional de 1982 hasta nuestros días. La concepción y el papel que desde entonces se le ha asignado al Estado en la economía y los procesos de apertura comercial y financiera en todo el mundo transformarían no sólo el desarrollo de esta industria si no también su participación como impulsora en las cadenas productivas del país.
Las reformas al marco regulatorio de la industria petroquímica que se emprendieron a partir de los años ochenta, han permitido que la inversión privada (nacional y extranjera) participe en los esfuerzos del Estado por reactivar su funcionamiento.

El inicio de la petroquímica básica

La utilización de los hidrocarburos como materia prima para la elaboración de productos químicos se inició, en las primeras décadas de este siglo, en Estados Unidos; pero no fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial que, a raíz de la necesidad imperativa de encontrar sustitutos de varios productos naturales y materias primas nuevas, se desarrolló la industria petroquímica a escala industrial.

A pesar de la importancia de la actividad petrolera en México desde principios de este siglo, la industria petroquímica básica (IPB) fue prácticamente inexistente hasta fines de los años cincuenta. Sin embargo, los primeros pasos de Pemex en este campo se dieron, precisamente, en ese decenio. En 1951, la empresa puso en operación una planta de azufre, cuya materia prima se obtenía por medio de la recuperación del ácido sulfhídrico del gas natural. La planta, ubicada en la refinería de Poza Rica, Veracruz, comenzó a funcionar en un periodo de escasez de azufre en el mercado mundial, esta planta fue la segunda en su tipo que se instalaba en el mundo, por lo que este producto se cotizaba a un precio muy elevado. A consecuencia de esto, el gobierno mexicano decidió suministrarlo al mercado nacional a precios muy subsidiados, más aún, una parte considerable de la producción se entregó gratuitamente durante tres años a la empresa estatal Guanos y Fertilizantes de México, S.A. (GUANOMEX). Con esto se buscaba fomentar el desarrollo de la industria de fertilizantes, y por ende la de la agricultura, por medio del otorgamiento de subsidios a la producción de amoniaco y sulfato de amonio. Otro de los logros de Pemex en la industria petroquímica de estos años fue la terminación, en 1959, de una planta de dodecilbenceno importante insumo para la industria de detergentes que fue localizada en la refinería de Azcapotzalco, en el Distrito Federal.

Con todo, al finalizar los años cincuenta, aparte de los casos mencionados, solamente se producían insumos básicos, tales como el etano, el propano, el butano y el isobutano, sin llegar a su transformación. Las causas de este lento desarrollo fueron varias: primero, la problemática situación financiera de la empresa, en particular hasta 1958, que no le permitió llevar a cabo la construcción, previamente programada, de importantes plantas petroquímicas, en particular las de fertilizantes, las de polietileno y las de detergentes; segundo, el no saberse claramente en qué medida la industria petroquímica iba a incluirse dentro de las actividades de Pemex o a dejarse en manos de la iniciativa privada, lo que provocó que se postergaran las principales decisiones respecto a la ejecución de los diversos proyectos; tercero, la incertidumbre en cuanto a la política de precios para los insumos primarios elaborados por Pemex, que afectarían los costos de producción de derivados, y cuarto, las "barreras al ingreso”, que en esta industria actuaban cano factores inherentes a sus características: elevados niveles de inversión, fuerte dinamismo tecnológico y escalas mínimas de producción a menudo superiores al tamaño del mercado interno.

Sin embargo, Pemex ya tenía conciencia de la creciente importancia de los hidrocarburos como fuente de materias primas y de la conveniencia de sustituir las importaciones de productos petroquímicos. También existía cierta preocupación frente al marcado interés, e inclusive la presión, de varias empresas químicas transnacionales por obtener las concesiones necesarias para la transformación química de los hidrocarburos, concesiones de gran importancia, además, que no prohibía la ley petrolera de 1941.

Todo ello contribuyó a que existiera un movimiento de opinión, dentro y fuera de Pemex, a fines del sexenio 1952-1958, en favor de una revisión de la ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el ramo del petróleo (1941) para definir, entre otras cosas, el campo de acción de la empresa estatal en la industria petroquímica. La Nueva Ley Reglamentaria, promulgada en los últimos días de la administración de Adolfo Ruiz Cortines (diciembre de 1958), especificó que la conversión de los hidrocarburos en derivados intermedios o semie laborados constituiría una actividad integrante de la industria nacionalizada, mientras que, en la transformación de los productos semielaborados en manufacturas finales, podrían intervenir, indistintamente y en forma no exclusiva, tanto el Estado, por conducto de Pemex o de sus empresas subsidiarias, cano la iniciativa privada. Esta disposición puso fin a las expectativas de empresas-privadas extranjeras sobre su posible participación en la industria petroquímica primaria, al recaer la responsabilidad de su desarrollo en PEMEX.

Si bien en ese momento no se definió con precisión la delimitación, a nivel de productos específicos, entre las actividades estatal y privada, sí quedó establecida la decisión del Estado de participar directamente y de estimular e imponer cierto control al desarrollo de la industria petroquímica, dentro del marco de la industrialización sustitutiva de importaciones. Esto implicaba para Pemex dos responsabilidades fundamentales: hacerse cargo de inversiones en un área particularmente intensiva en capital, y garantizar el abastecimiento oportuno y en cantidades suficientes de las materias primas petroquímicas a las ramas industriales que se deseaba proveer. Dada la situación financiera de la empresa, esta ampliación de su campo de acción implicaba, lógicamente, una menor disponibilidad de recursos para sus demás actividades.

El sexenio 1958-1964 se inició en condiciones favorables para Pemex, gracias al incremento sustancial de sus ingresos, como consecuencia del alza de precio autorizada por el ejecutivo a fines de 1958 Y al acceso al crédito internacional con menores restricciones que en los años precedentes. Se incluyó el  desarrollo de la industria petroquímica dentro de las prioridades de la empresa, y se inició, en forma consecuente, un importante programa de expansión. En 1959, el director de Pemex, Pascual Gutiérrez Roldán, anunció que se tenía en estudio un programa de petroquímica básica y fertilizantes en dos etapas: la primera, con una inversión presupuestada de 450 millones de pesos y la segunda, con una de 1000 millones. Se esperaba que la construcción de las 28 plantas en proyecto quedara concluida en un plazo máximo de cinco años, y se estimaba que el programa representaba probablemente, el esfuerzo industrial de mayor alcance realizado en el país. Sin embargo, los recursos canalizados para dicho programa contribuyeron a crear nuevas dificultades financieras para la empresa, y a que se relegaran a un segundo plano las labores de exploración petrolera, lo cual, obviamente, tendría graves consecuencias para el ritmo de desarrollo de la producción de hidrocarburos.

Hay quienes consideran que la prioridad otorgada a la expansión de la IPB en estos años correspondió a "una política en que la proporción predominó sobre los objetivos". En efecto, numerosas obras, tanto para procesos de refinación como petroquímicos, fueron iniciadas simultáneamente sin tenerla seguridad de disponer de suficientes recursos financieros para poder terminarlas hecho, entre 1960 y 1963, Pemex se vio en la necesidad de detener algunos de estos proyectos, tal como lo hizo con la construcción de plantas petroquímicas en Minatitlán. La situación resultó aún más agravada por el hecho de que, debido a cierto descontrol financiero de la empresa, no se suspendieron las compras a crédito y, por tanto, los embarques de materiales y equipos de importación tuvieron que ser abandonados durante varios meses en el sitio de construcción.

Por otra parte, el deseo de promover el desarrollo acelerado de la IPB había influido en la decisión de la dirección de Pemex de asociarse con intereses privados nacionales y extranjeros para la producción de polietileno, insumo de múltiples usos en la industria petroquímica secundaria. Este proyecto suscitó fuertes reacciones nacionalistas, en particular de la "vieja guardia" de los técnicos de la empresa que consideraba que la elaboración de este producto correspondía exclusivamente al Estado. El sindicato petrolero desempeñó un papel determinante en la postergación de la construcción de la planta de polietileno, hasta el cambio de gobierno a fines de 1964. Así una de las primeras acciones del presidente Díaz Ordaz consistió precisamente en dictaminar una ley en contra de la participación de intereses extranjeros en la elaboración de un producto considerado corno estratégico para la industria petroquímica.

Esta decisión se fundamento en el nuevo reglamento de la ley petrolera, emitido en 1959, que confirmaba y especificaba, con mayor detalle, el campo de acción reservado al Estado en la rama petroquímica. El criterio establecido era que los productos susceptibles de servir como materias primas industriales básicas y los de interés económico-social, fundamentales para el país serían elaborados por Pemex u otras empresas paraestatales. Los casos de duda serían resueltos por acuerdo expreso del ejecutivo federal con base en el dictamen de las Secretarías de Patrimonio Nacional (SEPANAL) y de Industria y Comercio (SIC), y de Pemex. Asimismo, el reglamento limitó la participación del capital extranjero en el sector secundario a 40% de la inversión.

Al finalizar el sexenio 1958-1964, el establecimiento de la IPB en México ya era una: realidad, pese a los retrasos experimentados en el programa, tanto por razones financieras como por la falta de realismo de Pemex en cuanto a los tiempos requeridos para la ejecución de los diferentes proyectos. En 1960, Pemex elaboró cinco productos petroquímicos (azufre, do decilbenceno, tetrárrero y alquilarilos ligero y pesado), con un volumen total de 57 Mton. En 1962 se añadieron el amóniaco y su subproducto, el anhídrido carbónico ambos importantes insumos para la industria de fertilizantes, y en 1964 se inició la producción de aromáticos, compuestos utilizados por industrias tan diversas como las de fibras y resinas sintéticas, plásticos, plastificantes y detergentes. Así, en es te último año se encontraban en operación diez plantas petroquímicas con una producción total de 396 Mton, es decir, siete veces la de 1960.

El crédito externo, que se obtuvo durante ese sexenio, desempeñó un papel fundamental en el financiamiento del programa. Un préstamo privado norteamericano de 50 millones de dólares se destinó en gran parte a la IPB. En 1963, Pemex negoció una línea de crédito de 110 millones de dólares con el gobierno francés y un consorcio bancario, destinada a la construcción de plantas petroquímicas.

Si bien los logros alcanzados --en la producción de Productos petroquímicos Básicos (PPB) eran considerables, pocos esfuerzos se habían dedicado a la investigación científica y tecnológica en este campo. El desarrollo de técnicas propias era prácticamente inexistente y, para la elaboración de casi todos los productos, se requerían licencias de patentes detentadas por empresas químicas transnacionales.

La industria petroquímica secundaria, estimulada por la expansión del sector primario y la política de bajos precios para los PPB, se desarrolló también rápidamente. En 1965, el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, declaró: “debemos admitir con toda honestidad que hasta el momento la industria petroquímica básica marcha a la zaga de la derivada y tenemos que aumentar producciones para satisfacer demandas existentes. Hay industrias petroquímicas derivadas que hasta el momento se abastecen del exterior". Así, durante el sexenio recién iniciado (1964-1970), la política petroquímica estuvo orientada hacia el logro de la sustitución de importaciones mediante un mayor aprovechamiento de los hidrocarburos, como materia prima, en un número significativo de actividades económicas.

El programa establecido para la segunda mitad del decenio de los sesenta, que comprendía la construcción o ampliación de 35 plantas, se basaba principalmente en estimaciones del consumo final de plásticos, fibras, detergentes, solventes, insumos para la industria petrolera y fertilizantes. En particular, se puso énfasis en la necesidad de incrementar la producción de amoniaco y facilitar su consumo directo o indirecto como fertilizante, mediante la reducción de su precio.

Al mismo tiempo, la dirección de la empresa consideraba esencial mantener un elevado grado de flexibilidad en la planeación del desarrollo de la IPB, en virtud del dinamismo tecnológico que la caracteriza, y de las tendencias inciertas del mercado interno con respecto a volúmenes y tipos de productos requeridos.

En vista de la importancia otorgada a la IPB, en 1965 se creó una Gerencia de Petroquímica en Pemex (anteriormente integrada con la de refinación). También resultaría significativo para el desarrollo de esta rama, la creación, en el mismo año, del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), si se considera "el rápido avance tecnológico de las industrias petrolera y petroquímica" y la necesidad de "acrecentar el rendimiento de la industria nacional".

No obstante los intentos de programación y definición de políticas de acuerdo con el objetivo establecido de ampliar rápidamente la planta productiva, en estos años el desarrollo de la IPB estuvo condicionado por las exigencias técnicas de esta industria y la difícil situación financiera de Pemex. El congelamiento de los precios de los productos de la empresa duran te largos periodos, y en particular a partir de 1958, restringió progresivamente su capacidad de autofinanciamiento, a la vez que se estableció una política restrictiva de financiamiento externo. Ante esta situación, la empresa decidió concentrar sus limitados recursos a la ampliación de refinerías existentes en complejos integrados que incluirían las nuevas unidades petroquímicas. De esta manera, las plantas de refinación proporcionarían directamente los insumos necesarios para la industria petroquímica y se aprovecharían tanto las instalaciones auxiliares existentes, cano otros servicios.

A pesar de las dificultades encontradas durante los sesenta, la producción bruta de la IPB ascendió a 1.9 MMton en 1970, con lo que creció a una tasa media anual (TMCA) de más de 42% en ese decenio.

Varios factores contribuyen a explicar este dinamismo. Por una parte, se originó una creciente demanda de productos químicos básicos de posible obtención petroquímica. Hasta el inicio de la IPB en el país, esta demanda se satisfacía principalmente mediante importaciones y, en forma secundaria, con la producción nacional de origen carboquímico. A partir de 1960, se inició un proceso de sustitución de importaciones basado en los productos de mayor consumo nacional. La participación de las importaciones de PPB en el consumo nacional aparente se re dujo así de 63% en 1960, a 16% en 1970. Por otra parte, la industria petroquímica contó con algunos elementos esenciales para iniciar su desarrollo; a saber: a) la disponibilidad de materias primas y la existencia de varias refinerías, en el marco de una empresa petrolera integrada, que va desde la exploración de hidrocarburos hasta la elaboración de derivados, y b) un marco institucional y legal, establecido desde el inicio de esta rama, que, a pesar de sus limitaciones, fijó las bases para el crecimiento complementario de los productos básicos y secundarios. Finalmente, la continua aparición de nuevos productos y procesos de producción en la rama petroquímica, a nivel mundial, favorecieron su rápido crecimiento.

En 1970, la inversión acumulada desde el inicio de la IPB en plantas e instalaciones petroquímicas alcanzó 3 060 millones de pesos. Si bien estas erogaciones han podido significar una restricción de los recursos disponibles para la expansión de otras áreas de la industria petrolera no menos prioritarias, resulta significativo que el establecimiento de la IPB en el país permitiera sustituir importaciones por un valor de 4 700 millones de pesos en el mismo periodo.

Factores condicionantes de la petroquímica en su inicio

Para ubicar el desarrollo de la IPB en México resulta esencial examinar, aunque sea someramente, los principales componentes del escenario político-económico dentro del cual surgió esta rama, así como sus relaciones con diversas actividades productivas (industrias petrolera y manufacturera, y agricultura) y diferentes actores (Estado, sector empresarial y capital extranjero). Por un lado, se encuentra el Estado, con la herencia del nacionalismo asociado a todo lo relacionado con la industria petrolera, y por otro, el sector empresarial, principal motor del proceso de industrialización impulsado por el propio Estado. Aunque no corresponde recordar aquí las desigualdades sociales y regionales escondidas detrás de la modernización" de la economía mexicana, vale la pena destacar algunas de las relaciones en que se apoyó, directa o indirectamente, el inicio y desarrollo de la industria petroquímica.

La estatización de la IPB en México (1958) se inscribió dentro del marco del modelo de "desarrollo estabilizador", cuyos componentes centrales fueron la concentración del capital, la contención sostenida de los salarios con relación a la productividad, y una renovada alianza con el capital transnacional; modelo que habría de resultar en un fuerte, aunque desequilibrado, crecimiento industrial en el decenio siguiente. Los principales ejes del crecimiento acelerado experimentado en los sesenta fueron, por un lado, la orientación de la producción hacia la satisfacción de la demanda de los estratos de ingresos altos y, por otro, la diversificación industrial relativa con amplia participación del capital externo. El dinamismo de los sectores productivos se vio reforzado por la política estatal, en la cual el endeudamiento externo adquirió progresivamente un papel fundamental. La inversión pública se incremento, y se canalizó, en parte, hacia la constitución o ampliación de empresas paraestatales orientadas hacia la producción de una vasta gama de bienes y servicios que, al ser vendidos a precios subsidiados, dieron lugar a un incremento apreciable de la rentabilidad del capital en la industria. En este sentido, el índice de precios de la producción petroquímica básica disminuyó de 100.0 en 1960 a 88.5 en 1970, en tanto que el índice general de precios se incrementó de 100 a 150 en el mismo periodo.

De 1950 a 1970, el sector industrial, en particular en la rama de las manufacturas, adquirió un dinamismo mayor que cualquier otra actividad productiva. En este último año, dicho sector participé con 40% en el producto interno bruto (PIB), comparado con 26% en 1950. Las manufacturas, por su parte, aumentaron su contribución en el PIB de 17 a 24 por ciento en el mismo periodo. En cierta medida, la estatización de la IPB, al lado de otros factores (nacionalización de la industria eléctrica, mayor apertura al capital extranjero, integración relativa de la industria automotriz y reafirmación del control sobre el sector obrero, contribuyó a remover obstáculos importantes para la dinamización del sector industrial. En la diversificación relativa de la estructura industrial predominó el rápido crecimiento de algunas ramas relacionadas con la producción de bienes de consumo duradero, o como en el caso de la industria petroquímica estimuladas por la actuación del Estado.

En este proceso de expansión, la creciente participación del capital extranjero agudizó cada vez más la dependencia financiera y tecnológica del exterior. Por otra parte, la inversión extranjera directa se fue desplazando de las activada des a las que tradicionalmente destinaba sus recursos (minería, electricidad y transporte) hacia la de las manufacturas de mayor crecimiento y utilidades. Así, su participación en estas últimas se elevó de 7% en 1940, a 56% en 1960 y 76% en los años 1970-1974. Destaca, en particular, el incremento de la participación de las empresas extranjeras en el valor de la producción química, de 58% en 1962 a 84% en 1970. La petroquímica secundaria no escapó a la tendencia de la industria nacional a acentuar su estructura oligopólica como consecuencia de la mayor concentración del ingreso y del capital. Por ejemplo, en resinas sintéticas y materiales plásticos, en 1969, de 32 empresas que existían, seis controlaban cerca de 60% de la producción. De las ocho empresas dedicadas a la elaboración de fibras celulósicas y no celulósicas, en 1972, una sola (Celanese Mexicana) absorbió 66% del valor de la producción.

En elastómeros existían, en ese mismo año, únicamente tres empresas, y en pesticidas, aparte de la participación importante de GUANOMEX en esta rama, tres empresas manejaban cerca de 40% de la producción. En tanto que se iba desarrollando una industrialización parcial, orientada principalmente a la sustitución de importaciones de bienes de consumo, el resto de las actividades económicas desempeñaba un papel subordinado. Así, mientras que el gobierno se prodigaba en conceder protección y estímulos a la industria (aranceles y controles cuantitativos de las importaciones, bajas tasas impositivas, exenciones de impuestos y subsidios, estabilidad cambiaria, etc.), la agricultura se encontraba en condiciones de subordinación productiva, fiscal y financiera que la llevaron a un periodo de estancamiento a partir de mediados de los sesenta. Esta situación vendría a ser parcialmente enfrentada en el sexenio 1970-1976, entre otros intentos, con programas de producción masiva de amoniaco, como insumo esencial para la producción de fertilizantes.

A otro nivel, la característica marcadamente urbana del proceso de industrialización (la cercanía a los grandes centros de consumo determinó la localización de las empresas) trajo aparejado un abandono relativo, público y privado, de regiones del país donde existían recursos naturales suficientes para promover su desarrollo. Este fenómeno también llegaría a constituir un factor importante en la estrategia de desarrollo regional del sexenio 1970-1976, con su consecuente influencia en la localización de las plantas petroquímicas.
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No es sorprendente que, dentro del tipo de desarrollo económico que prevaleció en México, sea el sector empresarial el que haya ganado mayor espacio político y el que más haya fortalecido su organización. Frente al compromiso fundamental de los gobiernos federales, desde los años cincuenta, de mantener altas tasas de crecimiento económico, el poder de este sector fue mayor que el de otros. Desde el surgimiento de fuertes grupos industriales, tanto extranjeros como nacionales, después de la Segunda Guerra Mundial, se hizo evidente la división del trabajo entre los empresarios y el Estado en el proceso de industrialización. Mientras que este último crearía la infraestructura necesaria y mantendría la disciplina de la fuerza de trabajo, los primeros se dedicarían a satisfacer las demandas del mercado de consumidores. Sin embargo, "la negociación entre Estado y gran empresa ha sido constante y muchas veces conflictiva, pues mientras que el gobierno tiene que adaptar sus políticas en función de las demandas de coalición que preside y cuyos intereses no es siempre posible conciliar, el Estado sostiene la necesidad de una economía mixta como única forma de tener el campo de maniobra necesario para presidir sobre la multiplicidad de intereses en que se sustenta". La industria petroquímica ha sido siempre un ejemplo claro del tipo de tensiones que existen en una economía mixta entre el Estado y la iniciativa privada, en relación no sólo a la delimitación de su esfera de acción, sino también a potencialidades y limitaciones del sector en su conjunto: tipo y ritmo de crecimiento, desarrollo tecnológico, importaciones y precios-subsidios, entre otros.

 SITUACION DE LA PETROQUÍMICA BÁSICA EN 1970

Al iniciarse el decenio de los setenta, el marco legal dentro del cual se desarrollaba la industria petroquímica seguía determinado por la ley petrolera de 1958 y su reglamento permitido el año siguiente. Correspondía al Estado, a través de Pemex, elaborar los productos petroquímicos básicos, entendidos éstos como los derivados de la primera transformación física o química de los hidrocarburos o productos de refinación. En la elaboración de los productos petroquímicos secundarios, que son los que provienen de transformaciones subsecuentes, podía intervenir la iniciativa privada, con o sin participación estatal, pero con la obligación de constituirse con una mayoría de capital mexicano (60%) Conformaban una excepción los petroquímicos de interés económico y social, fundamentales para el país, cuya producción estaba también a cargo de Pemex o de empresas de participación estatal, formadas íntegramente por mexicanos.

Aunque las disposiciones legales proporcionaban los criterios básicos para la clasificación de los productos petroquímicos, con cierta frecuencia se manifestaban diferencias de interpretación al respecto, en particular, en el caso de los productos "de interés económico y social". A pesar de haberse emitido una lista de los productos cuya elaboración correspondía a Pemex, para cada uno adicional se repetía el problema de su categorización, originándose así un clima de incertidumbre poco favorable para el desarrollo de la industria petroquímica secundaria. Por esta razón, entre otras, se había formado una comisión petroquímica, órgano técnico consultivo y de investigación, en la cual participaban los titulares de cada una de las tres entidades públicas directamente relacionadas con esta industria: Pemex, SEPANAL y SIC. En casos de duda, la comisión debía presentar al ejecutivo recomendaciones que permitieran determinar si la elaboración del producto en cuestión quedaba dentro o no del campo de acción estatal. La comisión también tenía a su cargo, entre sus responsabilidades, el manejo de otro de los instrumentos de control del desarrollo de la industria petroquímica: el otorgamiento de permisos de inversión a los particulares interesados en elaborar productos derivados. En cada caso se consideraban las características de los productos y de los procesos, la disponibilidad de materias primas, el tamaño del mercado actual y futuro, la localización y la capacidad de producción de las instalaciones propuestas, los costos de operación y los efectos sobre la balanza de pagos (utilidades, patentes, regalías, origen de las inversiones, etcétera). En 1970, último año del gobierno de Díaz Ordaz, se abrigaba la esperanza de que la industria petroquímica constituyera un factor dinamizador del proceso sustitutivo de importaciones. Esto apareció claramente en ciertas declaraciones de la dirección de Pemex, como en ésta: "En nuestro desarrollo ya pasó la etapa en que se sustituían con facilidad importaciones; queda, sin embargo, un amplio campo para seguir remplazando importaciones con producciones que, por su tecnología e inversiones, resultan complejas. Entre ellas, por su cuantía y valor, por la tendencia de la demanda, las petroquímicas básica y secundaria son decisivas.

Quedan muchos productos por lanzar al mercado, tanto básicos como secundarios". Por otra parte, y considerando los crecientes incrementos de la demanda y los bajos niveles de capacidad instalada de las plantas existentes, la empresa planteó la conveniencia de instalar plantas "virtualmente gigantescas... (que) son una necesidad no sólo para estar en la misma economía de escala que poseen las grandes empresas mundiales, sino también para poder disponer durante tres o cuatro años de colchones de excedentes..., eliminando, así, la persecución de la demanda con unidades de pequeña capacidad y más altos costos unitarios en la elaboración". Pero, en ese momento, la situación financiera de la empresa no le permitía llevar a cabo un programa de expansión que correspondiera a los objetivos planteados a nivel del discurso político. Sin embargo, las inversiones en la industria petroquímica básica, en 1970, no fueran nada despreciables (567 millones de pesos), ya que representaron 12% del monto total invertido por Pemex y casi el doble de los recursos asignados al área de refinación. Como resultado del programa desarrollado en los años sesenta, en 1970 la capacidad instalada en la IPB ascendió a cerca de 2.4 MMton/ año, distribuidas en 37 plantas. Se tenían, además, 26 unidades de proceso en proyecto, de las cuales ocho se encontraban en fase de construcción. Las plantas en operación estaban agrupadas en 11 complejos, en función de las materias primas que las abastecían y de la producción de los diversos derivados que se obtenían a partir de un mismo insumo. Así, seis de ellos estaban integrados a centros de refinación y tres se encontraban en la proximidad de una refinería. Entre los principales complejos destacaban el de Minatitlán, Veracruz, que comprendía siete plantas productoras de aromáticos a partir de las naftas de la refinería, ubicada en el mismo lugar, y el de Pajaritos, Veracruz, donde se hallaban cinco plantas en operación y seis en construcción, destinadas a la producción de etileno y sus derivados.

Tanto el volumen de producción como el grado de diversificación alcanzados en 1970 reflejan los adelantos que había experimentado la IPB. En efecto, de 1960 a 1970 la producción bruta aumentó a 5 productos, con un volumen total de 57 Mton, a 26 y 1.9 MMton, con el aprovechamiento de 83% de la capacidad productiva en este último año. En el mismo decenio, la participación del sector básico -en la producción de la industria petroquímica se incrementó progresivamente de 14 a 44 por ciento. El crecimiento medio anual del sector secundario (17%), aunque no alcanzó las tasas registradas en la industria petroquímica primaria (42%), fue marcadamente superior al de la industria en su conjunto (8.8 por ciento).

En 1970, la producción petroquímica de Pemex, complementada con 35 Mton de amoniaco producidas por GUANOMEX, permitió que se satisficiera 84% del consumo nacional aparente, lo que significaba un cambio drástico con respecto a 1960, cuando esta relación sólo alcanzaba 37 por ciento.

Con el fin de analizar la correspondencia entre las estructuras de la producción y del consumo, se seleccionó una muestra compuesta de 19 de los 26 PPB elaborados en 1970, agrupados en seis categorías, de acuerdo a su principal producto de origen: metano, etano, propano, butano, butilenos, ácido sulfhídrico y naftas (cuadro II.1). En términos generales, destaca el equilibrio alcanzado en dichas estructuras para tres de los grupos: los derivados del metano, del propano y del ácido sulfhídrico. En cambio, los aromáticos tenían una participación relativa en la producción total, superior a su distribución en el consumo global; mientras que en el caso de los derivados del etano se daba la situación inversa. En cuanto al butadieno, materia primera del hule sintético, en 1970 aún no se había iniciado su elaboración en el país, a pesar de existir una demanda relativamente importante.

La estructura del volumen de producción evidencia la importancia otorgada al amoníaco desde el inicio de la IPB en México, dada su contribución, directa o indirecta, a la disponibilidad de fertilizantes. En 1970, este producto representó 36% de la producción global considerada en la muestra. Sin embargo, las cuatro plantas de amoniaco en operación, cuya capacidad nominal totalizaba 613 Mton/año, no fueron suficientes para satisfacer la demanda nacional y se importaron 74 Mton, es decir, 14% del consumo nacional aparente. Debido a la política explícita de bajo precio para el amoniaco, y en particular a la disminución de éste en 15% a fines de 1970, su participación en el valor de la producción total sólo alcanzó 20 por ciento.
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La Petroquímica en la Actualidad

Pemex Petroquímica cuenta con ocho Centros de Trabajo localizados en el norte del país, y en el centro y sur del estado de Veracruz. En Pemex Petroquímica, actualmente se trabaja en esquemas innovadores que permitan integrar la cadena productiva y crear las condiciones para desarrollar este segmento.

|Complejo                          |Producto y subproducto                    |Capacidad Mmta      |Fecha de inicio de operación de la      |
|                                  |                                          |                    |planta que lo produce                   |
|Cosoleacaque                      |Amoniaco                                  |960                 |1981                                    |
|Escolín                           |Polietileno BD                            |55                  |1971                                    |
|Cangrejera                        |Etileno                                   |600                 |1982                                    |
|                                  |Óxido de etileno                          |100                 |1981                                    |
|                                  |Polietileno BD                            |315                 |1984-1986                               |
|                                  |Etilbenceno                               |174                 |1984                                    |
|                                  |Estireno                                  |150                 |1984                                    |
|                                  |Benceno                                   |235                 |1982                                    |
|                                  |Tolueno                                   |309                 |1982                                    |
|                                  |Paraxileno                                |243                 |1982                                    |
|                                  |Ortoxileno                                |47                  |1982                                    |
|Independencia (San Martín         |Metanol I                                 |35                  |1969                                    |
|Texmelucan)                       |                                          |                    |                                        |
|                                  |Metanol II                                |172                 |1978                                    |
|Morelos                           |Etileno                                   |600                 |1989                                    |
|                                  |Oxido de etileno                          |200                 |1988                                    |
|                                  |Glicoles etilénicos                       |135                 |                                        |
|                                  |Polietileno AD                            |100                 |1989-1990                               |
|                                  |Polipropileno/Switch PEAD                 |100                 |1991                                    |
|                                  |Planta Swing PELBD/PEAD                   |300                 |2006                                    |
|Pajaritos                         |Cloruro de vinilo                         |405                 |1982                                    |
|                                  |TOTAL                                     |5,235               |                                        |

El Complejo Petroquímico de Tula se encuentra en paro temporal derivado de las condiciones actuales del mercado y el Complejo Petroquímico de Camargo se encuentra en proceso de baja definitiva por economía de escala, falta de materia prima y altos costos de producción.

Actualmente se tienen 16 plantas fuera de operación por falta de competitividad, de mercado o falta de materia prima, las cuales siguen formando parte de los activos de Pemex Petroquímica. El cierre obedece a que su operación no genera ingresos suficientes para cubrir ni siquiera los costos variables. Por ello, Pemex Petroquímica debe enfocarse en mejorar su desempeño operativo para la elaboración de un grupo selecto de productos, y realizar inversiones y/o alianzas.

Localizacion de los Complejos en mexico

Producción

La producción de petroquímicos durante 2007 fue de 15,029.4 miles de toneladas, 3.6% mayor respecto al 2006. Este aumento se debe a que la producción de petroquímicos desregulados creció 8.9% respecto a 2006. Cabe mencionar que la producción de petroquímicos básicos disminuyó 2.7% respecto al mismo año de referencia, debido a que en los complejos procesadores de gas hubo una menor disponibilidad de gas húmedo amargo que impactó la producción de etano y naftas (gasolinas naturales).

Esta producción incluye la elaboración de todos los productos intermedios, los productos intermedios son los que se originan en las etapas iniciales del procesamiento de los hidrocarburos. Provienen de la refinación y la separación del gas en componentes y son las materias primas petroquímicas que abastecen para su desarrollo a las diferentes cadenas productivas, para la elaboración final de bienes de consumo. Los intermedios son productos petroquímicos de gran volumen y la base de toda la industria petroquímica.

Por complejo petroquímico puede observarse que durante el 2007 La Cangrejera aumentó su participación en 20% respecto a 2006, participando así con el 43.2% de la producción nacional, Cosoleacaque, por su parte, contribuyó durante el 2007 con el 23.3% de la producción logrando un aumento del 32.6% respecto a su producción el 2006, y Morelos, aunque contribuye casi con el 20% de la producción de PPQ tuvo una disminución del 4.6% respecto a 2006.

|Complejo petroquímico          |2006                     |2007                  |Variación anual (%)   |(%) de producción de PPQ  |
|                               |                         |                      |                      |en 2007                   |
|Cosoleacaque                   |1,318.80                 |1,748.40              |32.6                  |23.3                      |
|La Cangrejera                  |2,698.30                 |3,239.00              |20                    |43.2                      |
|Morelos                        |1,552.90                 |1,481.00              |-4.6                  |19.8                      |
|Pajaritos                      |864.7                    |966.5                 |11.8                  |12.9                      |
|Independencia                  |98.9                     |23.5                  |-76.3                 |0.3                       |
|Escolín                        |38.5                     |10.3                  |-73.2                 |0.1                       |
|Tula                           |                         |27.4                  |                      |0.4                       |
|Total PPQ                      |6,572.10                 |7,496.00              |14.1                  |100                       |

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