Transformaciones de la industria petroquímica global

Mientras en el pasado el liderazgo petroquímico mundial estaba determinado por la práctica del desarrollo económico de los países, ahora la volatilidad de los precios del petróleo y las previsiones de insuficiencia de las materias primas parecen imprimir cambios profundos en el escenario global. El futuro de la industria estará atravesado por el acceso a los mercados y el control de los recursos.

Además de la tendencia a la ampliación del papel de Asia, que hoy ya responde por la mayor parte de la producción de petroquímicos básicos, los cambios en el escenario global pasan por la emergencia de Oriente Medio, por las significativas inversiones dadas sus enormes ventajas de costos y disponibilidad de la materia prima, paralelamente a la transformación de los países desarrollados en importadores netos de productos petroquímicos. Las nuevas inversiones involucran una ampliación del tamaño de las plantas, por medio de asociaciones inéditas entre los tradicionales líderes químicos mundiales y las empresas nacionales de petróleo y sus subsidiarias, impulsando la innovación con enfoque en la flexibilidad de las materias primas en una industria que parecía haber alcanzado su madurez tecnológica.

Hay evidencias recurrentes de que los movimientos de integración y desintegración vertical han sido ampliamente motivados por la disponibilidad o por las restricciones de acceso a las materias primas por parte de los productores. Además de un peso significativo en los costos de producción (aun siendo decrecientes en la medida en que se recorre la cadena), las principales materias primas petroquímicas, especialmente el etileno, se caracterizan por la dificultad del transporte a largas distancias. De esa forma, el acceso a fuentes de materias primas baratas y de calidad es un factor primordial de competitividad. Debido a su bajo costo, el gas natural es usado en escala cada vez mayor en la producción de petroquímicos. El crecimiento de las empresas de los países árabes, por ejemplo Sabic (Arabia Saudí), viene dándose, principalmente, por la vía del gas natural, mediante inversiones propias o en asociación con empresas petroleras y petroquímicas. Además de eso, se ha anunciado el uso de otras materias primas (etanol), así como de tecnologías modificadas, por ejemplo, metanol para olefinas y Deep Catalytic Cracking (DCC).

Las decisiones de inversión y la estructura de la industria petroquímica están asociadas a un conjunto de factores que incluyen aspectos de naturaleza económica y tecnológica, de políticas públicas y las propias estrategias de los grupos empresariales que poseen activos en el sector. Esos factores sufren un permanente proceso de alteración, motivando, en determinadas circunstancias, movimientos de reestructuración como fusiones, adquisiciones, joint ventures, spin-offs y la implantación de nuevas unidades de producción.

La producción de petroquímicos básicos está hoy centrada en Asia, con casi 40% de la producción mundial, seguida por América del Norte (26%) y Europa (23%). Oriente Medio aún ocupa una posición poco expresiva y, con África, responde por sólo 7% de la producción mundial, pero con perspectivas de ampliación de participación en los próximos años en virtud de las inversiones en la región –se estima que pueda superar 20% de la producción mundial en 2015–. Aunque la participación de América Latina aún es reducida (sólo 4%), con las inversiones programadas hay espacio para la ampliación en los próximos años.


Evolución de la capacidad instalada de etileno en ...

La demanda de productos petroquímicos y sus derivados siguió en general las tendencias de la economía mundial, dado su amplio uso en aplicaciones cotidianas (plásticos, productos químicos e industria de baños). No sorprende a nadie que la crisis económica mundial condujera a una significativa desaceleración de la demanda petroquímica. Ahora, con una recuperación de la demanda de mercados de consumo claves –automóviles, construcción y bienes de consumo duraderos– aumentó el comercio petroquímico, principalmente en Asia (en especial China) durante los últimos trimestres. Los fundamentos de la demanda de productos petroquímicos siguen en gran medida intactos en el largo plazo, debido al aumento del consumo en los países en desarrollo de Asia y a un aumento previsto de la demanda de algunos países desarrollados.

Se prevé un aumento de la capacidad del sector petroquímico mundial para este segundo semestre, lo que debe impactar en el precio de las materias primas. Los gigantes del sector petroquímico Sabic y Sinopec anunciaron el inicio de la producción comercial del nuevo complejo petroquímico controlado por las dos compañías, que queda en Tianjin, China. Además de eso, el conglomerado Abu Dhabi Basic Industries informó que va a construir un nuevo complejo petroquímico en territorio chino y ya está en conversaciones con posibles socios. Esos dos complejos petroquímicos refuerzan la presencia de empresas de Oriente Medio y de China en el mercado. Al mismo tiempo, Sinopec se adjudicó un contrato para construir en el oeste de Kazajstán una fábrica de polipropileno por valor de US$1700 millones.

La futura planta, cuya construcción debe terminar en 2014, formará parte de un complejo petroquímico capaz de producir al año 450.000 toneladas de polipropileno y 800.000 toneladas de polietileno. Sinopec se comprometió a adquirir y exportar la totalidad del polipropileno proveniente de esta fábrica.
Qatar anunció la inauguración de la unidad de producción de olefinas por craqueo de etano más grande del mundo, situada en Ras Laffan. Con una capacidad de 1,3 millones de toneladas de etileno por año, el craqueador de olefinas de Ras Laffan (RLOC) alimentará la nueva unidad de polietileno de Qatofin, inaugurada en Mesaieed en noviembre de 2009.

La masiva adición de capacidad petroquímica en Oriente Medio ha intensificado la competencia por un slice del mercado chino, y los productores locales son cautelosos para no perder una cuota de mercado. “Los productores de Oriente Medio estuvieron ganando cuotas de mercado en China a cargo de sus competidores de Japón, Corea, Estados Unidos, Singapur, Taiwán y Tailandia. Los productores chinos son los siguientes en la línea”, dijo Yang Ting, vicedirector del China National Chemical Economic and Technical Development Centre (CNCET).

Irán puede plantear una gran amenaza para los productores domésticos chinos comparados con otros productores de Oriente Medio como Arabia Saudí. Los productores iraníes probablemente exportaron la mayoría de sus productos a China ante los factores geográficos que dificultan su comercio a mercados alternativos en Europa Occidental. Los productores saudíes, mientras tanto, tienen un mejor acceso a los mercados de Europa Occidental debido a sus locaciones, y no tienen la necesidad de exportar tantos volúmenes a China.

Brasil, presal y química verde para fortalecer el desarrollo petroquímico

A lo largo del proceso de desarrollo y consolidación de la industria petroquímica mundial, los países latinoamericanos tuvieron una participación limitada, que hoy corresponde a sólo 4% de la producción mundial. Sin embargo, los cambios internacionales en curso abren un espacio para el desarrollo de la petroquímica latinoamericana, que cuenta con importantes reservas de materias primas y experiencia de producción en algunos países. En el caso brasileño, el porte reducido de las empresas y la disponibilidad de materias primas constituyeron, hasta hace unos años, los principales limitadores de la expansión petroquímica. Esos obstáculos fueron enfrentados por medio de procesos de reestructuración y consolidación empresarial. La ecuación de las materias primas venía siendo sostenida en fuentes alternativas, fósiles o renovables, hasta el anuncio de Petrobras, en 2008, de nuevas inversiones en refinación y de las perspectivas auspiciosas con el descubrimiento del presal.

Impulsado por estos enormes descubrimientos, Brasil está listo para dar un gran soporte a su industria petroquímica y de plásticos. Apoyado en un gobierno estable, business-friendly, una economía doméstica en crecimiento y lazos reforzados con los principales países, la industria tiene la oportunidad de dar un gigante salto adelante. Cuatro procesos presidenciales de estabilidad económica colocaron a Brasil en el camino de un crecimiento estable. Los esfuerzos de largo plazo para descubrir fuentes de petróleo locales finalmente dieron resultados, y el país será ahora capaz de apoyar la madurez de su economía con abundantes hidrocarburos. En el futuro próximo Brasil no se hará un powerhouse en la petroquímica. Todo requiere de un proceso. Las empresas brasileñas pueden hacerse más grandes, pero no necesariamente en Brasil, varias invierten en Venezuela y Perú.

Por su parte, la industria brasileña de fabricación de plásticos, compuesta por unas 11.200 empresas, debe consolidarse en actores más grandes para mejorar el acceso a materias primas competitivas y potenciar las exportaciones. La industria estuvo trabajando para aumentar los niveles de exportación, pero en los últimos dos años ha tenido un déficit cercano a los US$1000 millones. Brasil importa el doble de la cantidad de productos plásticos de la que exporta. Eso no tiene sentido en un país exportador de petróleo. Actualmente, el sector está saturado, lo que dificulta la negociación de condiciones competitivas por el suministro de materia primas.

Economía brasileña: US$90 billones para invertir en el sector petroquímico

El sector petroquímico necesita invertir US$90 billones sólo para acompañar la economía brasileña hasta 2020. En 2008 el déficit de la balanza comercial del sector fue de US$23 billones. Y, para erradicar eso, el sector petroquímico necesita inversiones por US$140 billones. Ya para aprovechar las oportunidades del uso de materias primas renovables, la llamada química verde, y del presal, la inversión deberá de ser US$160 billones.

Actualmente, el sector invierte US$4 billones por año; aun si se duplica el ritmo de inversiones, se mantendrá el déficit. Para evitarlo, el sector deberá triplicar el ritmo. La industria química ya no utiliza el gas natural como materia prima, por cuenta de los altos precios del insumo y la falta de garantía de suministro. El gas corresponde a sólo 4,4% de la materia prima utilizada por la industria química y podría duplicar su participación hasta 2013, si se adopta una política de precios del insumo como materia prima. En Brasil, el gas hoy se paga al triple de lo que se cobra en Estados Unidos, cerca de US$11 por millón de BTU. Al parecer, la idea es utilizar más gas y disminuir la importación de nafta que llegó a 30% en 2008.

Entre los principales factores que afectan la competitividad y limitan las inversiones de la industria química, se encuentran: materias primas –competitividad en el precio, disponibilidad de volumen y plazo en los contratos–; tributos –solución de distorsiones del sistema, defensa contra la competencia desleal–; infraestructura logística –distribución de gas, puertos, carreteras y otras soluciones modales–; innovación y tecnología –apoyo decisivo del Estado al desarrollo tecnológico, enfocado en el desarrollo de la química verde–, y crédito –acceso al crédito para fortalecimiento de la cadena, financiación de la exportación, innovación y tecnología.

Otros aspectos:

Difusión y aplicación de patrones cada vez más elevados de responsabilidad y conducta –industrial, ambiental y empresarial– promoviendo la sostenibilidad en los segmentos de la industria química.
Impulso al crecimiento económico brasileño, mediante inversiones sustanciales en el aprovechamiento de los recursos del presal, en la utilización de la biomasa para soluciones de química renovable y en la elevación de la capacidad productiva brasileña.
Desarrollo de tecnologías, de productos y soluciones avanzadas en atención a otros sectores y actividades. Elevar los patrones de gestión, responsabilidad fiscal y niveles de productividad.
Promoción continua de la calificación de los trabajadores de la industria química y formación de personas en las industrias relacionadas con la química.
Objetivos a largo plazo:

Contribuir activamente para alcanzar los objetivos estratégicos del desarrollo brasileño.
Crear 2,3 millones de empleos totales.
Incrementar el atractivo del país para las inversiones extranjeras directas.
Aumentar la importancia de Brasil en el comercio internacional.
Reducir la vulnerabilidad externa.
Agregar valor a los insumos procedentes del presal.
Ampliar el potencial de aprovechamiento de los recursos de la biomasa, por medio de la química de los renovables.
Estimular el desarrollo del sector de bienes de capital.
Crear y desarrollar tecnología, con cultura de innovación e investigación.
Fortalecer el mercado de capitales con las empresas químicas más fuertes.
Conquistar una posición de liderazgo mundial en sostenibilidad.
Unir la sustentabilidad con el enorme potencial agrícola del país.
Brasil en búsqueda de la consolidación de la química verde

La química verde, el proceso de elaborar productos químicos sin el uso de sustancias peligrosas producidas a partir del petróleo o gas, podría revolucionar la industria petroquímica en los próximos años. En la industria petroquímica, las moléculas o componentes del petróleo, rico en carbón o gas natural, a menudo son altamente tóxicas. Y el aumento de los precios del petróleo registrados en la última década proporcionó incentivos para buscar alternativas dirigidas a fabricar los mismos químicos de otra forma. La aplicación del marketing y la preocupación por el medio ambiente influyen en el avance de este mercado.

El plástico renovable está despertando el interés de las corporaciones globales en áreas como las de alimentos, cosméticos, higiene y limpieza. El consumo anual de plásticos en el mundo se multiplicó por 20 desde los años cincuenta y supera en la actualidad los 150 millones de toneladas. Después de décadas de investigación y compromiso con tecnologías basadas en el etanol extraído de la caña de azúcar, Brasil es el líder en el sector de plásticos renovables.

Se estima que la producción de un kilo del plástico más común precisa energía equivalente a dos kilos de petróleo y materias primas; además, emite aproximadamente seis kilogramos de dióxido de carbono. En comparación con la producción de plásticos derivados del petróleo, que emiten dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, la producción de plásticos verdes de hecho absorbe CO2 (durante la fotosíntesis en los campos de caña de azúcar). Entre 2,1 y 2,5 kilos de CO2 son retirados de la atmósfera por cada kilo de plástico verde manufacturado. Su naturaleza reciclable también tendrá efectos sobre la gestión de los residuos en las zonas urbanas y abrirá la posibilidad de revolucionar el ciclo de producción y el uso energético en todos sus aspectos, mediante la creación de un ciclo de producción, reciclaje y reutilización que se autogenerará.

En Brasil, la preferencia aún es por material biodegradable. El polietileno verde, para el caso, tiene materia prima 100% renovable, pero no es biodegradable. Sin embargo, se ve un cambio de pensamiento y se cree que el país también se embarcará en una tendencia del recurso renovable. Prueba de eso es que, al ser lanzada, la usina de eteno verde tenía sólo contratos internacionales, pero antes de finalizar 2009, ya había negociaciones brasileñas. El desequilibrio aún es grande, pero resulta significativa la posibilidad de que la industria brasileña siga el mismo camino de la europea y de la asiática.

El mercado de alcohol químico brasileño deberá recibir inversiones multimillonarias, que pueden oscilar entre US$2 mil millones y US$3 mil millones en los próximos dos a tres años. Los recursos serán destinados al desarrollo de la llamada ruta del eteno, en sustitución de la nafta, derivada del petróleo, como materia prima para la producción de derivados químicos y plásticos. La búsqueda de productos verdes, con materias primas renovables, se transformó en una prioridad para muchas empresas.

Grandes compañías, entre ellas Braskem, brazo petroquímico del grupo Odebrecht, y multinacionales como Dow Chemical, Rhodia, DuPont y Amyris, están enfocando sus inversiones en ese mercado, que hoy tiene un volumen bien pequeño, de cerca de 1 billón de litros de etanol para las industrias químicas por año. Se espera que el volumen pueda llegar a 5 billones de litros en los próximos tres años y hasta 10 billones de litros en cinco años. Por cada dos litros de alcohol químico se produce un kilo de “plástico verde”.
La ruta del eteno no va a sustituir 100% a la nafta, y no es la intención que eso acontezca. Vale recordar que el Proálcool, programa creado en los años setenta con el objetivo de transformar el etanol en combustible, trajo grandes avances al mercado interno brasileño y hoy el alcohol hidratado responde por cerca de 50% del combustible consumido en el país. Además de eso, el etanol anhidro es mezclado con la gasolina en 25%.

Hubo una euforia de inversión en la ruta de eteno a partir del etanol cuando el precio del barril de petróleo alcanzó los US$140 (junio de 2008). Después la situación se enfrió con la crisis financiera a partir de septiembre de 2008, y los precios del petróleo llegaron a quedar por debajo de los US$40 por barril (a principios de 2009). La perspectiva de que los precios del petróleo queden entre US$70 y US$80, hace factibles nuevamente los proyectos.

Los esfuerzos para fomentar el mercado de alcohol químico ya comenzaron. La primera usina dedicada a ese segmento la está construyendo Braskem, la mayor petroquímica de Latinoamérica, en Triunfo, Rio Grande do Sul, para la producción de eteno y polietileno a partir de etanol. La perspectiva es que la producción se inicie este año. La inversión estimada en la unidad puede llegar a 500 millones de reales. La firma se comprometió a vender 50.000 toneladas de plástico verde a Toyota, un cuarto de las 200.000 toneladas que producirá inicialmente la planta Triunfo.

La tecnología para hacer polietileno a partir de etanol existe hace 40 años. La diferencia es que Braskem descubrió cómo obtener un eteno que pueda usarse como resina para elaborar cualquier producto de plástico. Esto la hace pionera en el mundo y puede ser modelo para que Braskem lleve la tecnología de polietileno verde a otros países. A partir de la usina de Triunfo, la empresa puede construir una planta exactamente igual en cualquier lugar. Probablemente siga una segunda planta si los fabricantes muestran suficiente interés en el plástico. La construcción de la nueva planta tomaría alrededor de tres años.

La firma estudia posibles lugares para esta segunda planta, que incluyen terrenos en el corazón de la zona de caña de azúcar, en el centro sur, con el fin de tener fácil acceso al etanol, que para alcanzar la planta de Triunfo, en el estado más austral de Brasil, deberá ser transportado a una larga distancia.

Incentivos en Europa

Braskem recibió del gobierno de Holanda la oferta de incentivos y un área de Rotterdam para instalar una unidad similar a la de Triunfo en ese país. La empresa también fue sondeada por Francia con el mismo objetivo. Sin embargo, la petroquímica se resiste ante los factores competitivos desfavorables a la instalación de activos en Europa. Las limitaciones para la producción en gran escala son temporales. Hoy el cuello de botella ya no es tecnológico, sino la logística y tamaño del área planteada para tener unidades de hasta un millón de toneladas.

Braskem continúa atenta a las oportunidades de adquisición en el exterior como una forma de aumentar su presencia en el escenario internacional. La empresa abre este año una oficina en Singapur en su búsqueda de oportunidades de adquisición y joint ventures en Asia; en cuatro años este continente representará 60% del mercado mundial de resinas. El sector tendrá hasta mediados del año que viene una perspectiva favorable con un fuerte proceso de consolidación.

A su vez, Dow Chemical tiene un proyecto presupuestado por US$1 billón para construir una unidad gigante con ese objetivo. El proyecto inicial preveía una instalación en Santa Vitória, Minas Gerais, en asociación con Santelisa Vale, que fue absorbida por la francesa Louis Dreyfus. La unidad ya estaría en marcha, pero el plan paró temporalmente debido a la crisis que abatió a Santaelisa. Dow garantiza que si la asociación con la francesa no se concreta este año, buscará otro socio estratégico para llevar adelante el proyecto.

En diciembre del año pasado, la empresa norteamericana Amyris firmó una joint venture con la usina Boa Vista, de Goiás, del grupo São Martinho, para producir especialidades químicas a partir del caldo de caña. En ese JV, las dos empresas invertirán US$50 millones para construir una usina al lado de la usina Boa Vista. Amyris desembolsó 140 millones de reales para adquirir una participación en la usina y otros 90 millones de reales serán destinados a las dos empresas para elevar la capacidad de producción de caña de aquella unidad. Mientras que Amyris aportará la tecnología, el grupo brasileño será responsable por el abastecimiento del caldo de caña de azúcar y la comercialización de los combustibles resultantes.

Amyris también cerró un acuerdo comercial con los grupos Cosan, Bunge y Azúcar Guarani, controlada por Tereos. La norteamericana maneja la tecnología que permite la producción de farneseno, un componente químico resultado de la fermentación del caldo de caña con levaduras genéticamente modificadas. El gobierno brasileño autorizó en febrero pasado el uso y la comercialización de la levadura transgénica desarrollada por Amyirs para producir biodiesel a partir de caña de azúcar. La levadura, un hongo tradicionalmente utilizado en la producción de vinos, bebidas fermentadas y fermento de pan, fue modificada genéticamente para que pudiese transformar el caldo de la caña de azúcar en farneseno. La tecnología fue desarrollada inicialmente en 2004 para producir una medicina contra la malaria a partir de una planta conocida como artemisa. Dos años después se iniciaron las investigaciones para usar esta misma tecnología en la producción de farneseno.

Las investigaciones de la empresa exigieron inversiones por US$100 millones, que fueron financiados por diferentes fondos de capital de riesgo y por empresas como Votorantim Novos Negocios. El farneseno es utilizado como materia prima para la producción de lubricantes, cosméticos, diesel y combustibles de avión. Empresas como Rhodia, que tiene planes para el etanol, y Solvay, son grandes compradores del producto para ese fin.

Presente en un reciente evento de la Fundación Getulio Vargas sobre las perspectivas para el sector petroquímico brasileño, Marcos de Marchi, presidente de Rhodia América Latina y dirigente de la Asociación Brasileña de la Industria Química (Abiquim), afirmó que la demanda en verdad no sostiene la venta de productos con precios diferenciados. “La química verde sólo sobrevive al ser competitiva ante la del petróleo. En las crisis, la gente compra lo más barato. No viviría de esta ilusión”.

La evolución tecnológica también posibilita la transformación del azúcar en polihidroxibutirato (PHB), un plástico reciclable y biodegradable. Es lo que está haciendo PHB Industrial, empresa especializada en la producción y transformación de biomasa en productos para la industria química. Ligada a la usina de La Piedra, asociada de la União da Indústria de Cana-de-Açúcar (Unica), PHB tiene una unidad en Serrana, en el interior del estado de São Paulo, donde se producen 50 toneladas de PHB por año. Este número deberá crecer a 36 mil toneladas/año hasta 2011. Se estima que sólo 10% de toda la energía consumida en el ciclo de vida del PHB provenga de fuentes no renovables de energía, puesto que el bagazo garantiza toda la energía necesaria para el proceso.

Biomater Eco-Materiais, plásticos a base de productos agrícolas

Biomater Eco-Materiais, con sede en São Carlos, Brasil, es una empresa de base tecnológica que produce la materia prima para los plásticos a base de productos agrícolas como yuca, papa, maíz, girasol, caña de azúcar, tabaco, celulosa, etc. Biomater, en asociación con Alimenta Vitae, Mamaplast, Universidade Federal de São Carlos y Embrapa, se dedica a la investigación y desarrollo, producción y comercialización de nuevos materiales.

Recientemente, Biomater estableció una joint venture con la holandesa Rodenburg Biopolimers y creó un modelo de negocios, por el cual la materia prima debe estar hasta a 80 kilómetros de la planta industrial. Esto optimiza el proceso logístico, estimula el desarrollo regional de la agricultura, en especial la familiar, y el de las industrias que usan bioplástico. Significa cambiar el petróleo, villano de los cambios climáticos, por productos agrícolas como base de un plástico que, en vez de tardar centenares de años para degradarse, se hace abono en unos seis meses cuando es dejado en el terraplén sanitario, pero se mantiene estable durante su vida útil. Lo que parecía utopía de los sectores ambientales está haciéndose un negocio rentable.

Estudios muestran que el problema mayor de la gran demanda de plástico es que sólo 15% de los plásticos de uso común son reciclados, debido a la dificultad para separar la gran diversidad existente, los costos de lavado, la contaminación de agua/tratamiento de efluentes, y los elevados costos de logística para transporte y manejo de esos materiales. Las investigaciones iniciales en la búsqueda de materiales biodegradables comenzaron hace mucho tiempo. Varios productos están en el mercado hace más de una década. Recientemente, la biotecnología demostró grandes avances en la obtención y producción de materiales biodegradables provenientes de fuentes agrícolas renovables.

Las técnicas en biotecnología, incluidas fermentación, microbiología, polimerización, nanotecnología, modificación de óleos vegetales, almidones, celulosa, combinadas con la química tradicional basada en productos naturales y la síntesis de polímeros están posibilitando la inserción en el mercado de nuevos materiales termoplásticos, como alternativas económicamente factibles a los materiales provenientes de recursos fósiles no renovables –por ejemplo, los derivados del petróleo–, cuando se observa el análisis del ciclo de vida de esos materiales y sus impactos ambientales.

En este panorama, el “plástico biodegradable”, una tecnología emergente y una gran alternativa para la agricultura, la industria y el medio ambiente, ha sido blanco de atención como un material polimérico que no sobrecarga el medio ambiente. También por su naturaleza de armonización con los organismos generó expectativas por nuevos desarrollos en las áreas de biología y medicina, en el papel de material funcional orgánico (biomaterial). La industria de bioplásticos, a escala mundial, suscribió un acuerdo unilateral de no “utilización de transgénicos”, o sea, fuentes agrícolas genéticamente modificadas como materias primas para la obtención de biopolímeros y derivados.

El alza del petróleo y de la demanda por materiales eco-friendly son dos factores para el crecimiento del negocio, que ya saltó de una producción mundial de 100 mil toneladas en 2005, a 550 mil toneladas en 2009. Existen ya cerca de 300 empresas en diversos países dedicadas al negocio y, sólo en Europa, 1600 productos comerciales certificados con este material.

En Brasil hay cinco empresas. Pero la vocación agrícola del país y el avance de las investigaciones marcan el potencial de crecimiento. La mayor demanda es por productos con ciclo de vida corto, como los descartables, y para embalajes en segmentos cuyos consumidores aceptan pagar más por la contrapartida ambiental, como alimentos orgánicos, cosméticos y productos de exportación.

Dueña de la marca Biocycle y controlada por Pedra Agroindustrial –agroindustria de la familia Biagi, y por el Grupo Balbo, conocido por el azúcar orgánico Native–, desde 1995 PHB invierte 7 millones de reales anuales, en promedio, para el desarrollo de un proceso productivo que usa bacterias en la fabricación de un biopolímero derivado de la sacarosa de la caña de azúcar, también “compostable” en menos de 180 días. El producto atenderá por lo menos dos nichos. En la forma rígida, servirá a productos inyectados, como embalajes, juguetes, desechables y hasta tarjetas de crédito. En una modalidad similar a los poliuretanos, será opción para producir espumas de colchones y autopartes, entre otros. Cuando las aplicaciones admitan la adición de otros materiales, como polvo de madera, los precios serán más competitivos.

Tipos de bioplástico

Bioplásticos procedentes de recursos renovables. Incluyen:

—Monómeros derivados de almidón, celulosa, etc.
Celulosa: celofán, acetato de celulosa, celulosa regenerada por fibras (viscosa, rayón, lynocell).
Almidón: sus derivados son materiales termoplásticos obtenidos por modificación química del almidón extraído de maíz, trigo, batata, mandioca, etc., o que puede ser copolimerizado [PE, PP, PCL (policaprolactama), etc.].

—Monómeros obtenidos por la fermentación de recursos renovables. El proceso de polimerización puede ser por vía química convencional:
Poliácido láctico (PLA): es un poliéster alifático producido a partir del ácido láctico obtenido por fermentación anaerobia de glucosa, almidón, etc., con bacterias tipo Lactobacillus.
Poliésteres a partir de PDO (propanodiol) o BDO (butanodiol), renovables, y un ácido que puede ser renovable (succínico) o no. Ejemplos de estos son el PTT (politereftalato de trimetilenglicol), PBT y PBS.
Poliuretanos y poliamidas con un menor grado de desarrollo.

—Otros polímeros basados en recursos renovables con poco alcance actual de mercado: polisacáridos (lignina, pectina, quitina, quitosano, etc.) Proteínas (caseína, colágeno, suero de leche, proteína de soya).

Artículo realizado por: Equipo editorial de Petróleo Internacional, Noviembre 2010.




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